sábado, 15 de febrero de 2020


Nenuca. La Historia de Graciela Fernández Meijide. Sudamericana. (2019)

    Excelente biografía escrita por el periodista Pablo Marmorato, que se adentra en la historia de esta gran mujer que ha tenido una participación relevante en la Historia Política de la  Argentina reciente. Imprescindible lectura  para rever  dos ejes: la personalidad política y la mujer. Lo político y lo privado que se entrecruzan y retroalimentan  una historia  excelentemente narrada. Muy documentada (testimonios de 34 entrevistados).


    La trama se desencadena a partir del 23 de octubre de 1976 cuando  un grupo de tareas irrumpe en el domicilio de los Fernández Meijide en la calle Virrey del Pino y se llevan a Pablo, el menor de la familia. Después de este episodio Nada será igual en sus vidas. Particularmente entreveo 5 momentos en su vida.

-El primero: decide ponerse delante del drama acontecido  con la desaparición de su hijo Pablo, y moverse en consecuencia.
Para comprender esta  actitud el lector debe buscar sustento en la esencia de la personalidad de Meijide. Que nació en Avellaneda el 27 febrero de 1931, hija de Arístides Antonio Castagnola y María Mercedes Elizaga, Mecha.
    De su padre hereda dos rasgos que marcaron la vida pública y privada de Graciela, especialmente la perseverancia y su voluntad de servicio. De su madre destaca el estímulo: apenas a los 4 años le enseña a leer; y con cinco años la inscriben en segundo año del Normal Avellaneda (saltándose primero y segundo inferior). Posteriormente y también, por una decisión de su madre, ingresó (después de prepararse un año en su casa) al quinto grado de Lenguas Vivas de Recoleta, que tenía muy buen nivel en francés.Vivió una adolescencia normal, con muchas  amigas entre la que destaca a Chicha con la que aún tiene trato, ¡contabilizan 84 años de amistad!

    El cine era su salida favorita, también les encantaba improvisar fiestas y además era una gran lectora de clásicos Hombrecitos, Mujercitas, Emilio Salgari o Julio Verne. Agnóstica, cosa que preocupaba mucho a su madre, a escondidas fumaba.
   En el colegio la describen como muy conversadora,  líder, con  buenas notas. Al momento de elegir carrera Graciela optó por Lenguas  vivas donde estudió francés; siguió siendo una apasionada deportista, practicó: vóley, remo, tenis y equitación. Conoció muchos chicos y vivió varios flechazos hasta que llegó a su vida Enrique Fernández Meijide. Ocho meses después se casaron.
   Meijide es una exponente de la burguesía intelectual de los 60; madre de tres hijos: María Alejandra (1956), Pablo que nace un año y medio después y Martín (1961). El propio Martín relata que era muy común que se reunieran en casa sus padres con parejas amigas a comentar películas de Costa Gavras o Jean Luc Godard, o un concierto de Jazz.  Remarca la fascinación de su madre por la cultura francesa: las canciones de Aznavour, George Brassens, las lecturas  de Jean Paúl Sartre y Simone de Beauvoir. "Ella admite que se sentía conmovida y estimulada por aquellos escritores y directores  de cine cuyas obras, la llevaban a tomar posición"
    Fue la entrada de la psicología a su vida la que la impulsó a hacer un corte con la abuela Mecha, Martín habla de la "transformación de su madre". Graciela identifica este momento como de "una apertura de un campo de sentidos y cuestiones, que no registraba  porque venía con marcas en el orillo de mi vieja". Su terapeuta fue Alberto Fontana, discípulo de Pichón Reviere. Ella reconoce la influencia conmocionante de la revolución Cubana, en su pensamiento, así como también a nivel Local el Golpe a Frondizi, el derrocamiento de Ilia y la dictadura de  Onganía. Esta etapa se cierra con  el asesinato del ex presidente Aramburu, a manos de Montoneros.
   En este hecho Graciela percibe lo que se viene y cierra la etapa con una aguda pregunta:"¿Qué dejamos de hacer los padres para que nuestros hijos lleguen a esto?

-El Segundo: aceptar la muerte de su hijo. A partir del interrogante  señalado el relato se centra en la personalidad de Pablo, las dos posibles hipótesis respecto de su desaparición, las desesperadas búsquedas, el "no me llama nunca" de la abuela Mecha(a quien protegieron de la noticia para custodiarla del dolor). Graciela  describe el momento, aludiendo que "no tenía sensación de hambre, ni de sueño, ni de dolor porque era como si no hubiera tenido cuerpo, como si no lo sintiera".
   Caminaba sin certeza, buscaba y esperaba a su hijo. Consensuó con su  familia una estadía en Canadá, permaneció en Montreal escasos seis meses, a cada paso la ausencia de Pablo la atravesaba con un dolor certero. Un día accidentalmente escucho que una persona decía ”pensar que estos tipos nos obligaron a matar a nuestros hijos”
   La Frase marco un hito, ella no podía seguir buscando a su hijo sencillamente porque lo habían matado. Emprendió el regreso, se empezaba a desplegar un revés dentro de la trama.

-Tercero: un profundo deseo de sobrevivir. La fuerza de los hechos la convertirá en una  dirigente reconocidísima en la lucha por los derechos humanos.
Para  hacerlo tuvo que cambiar, todos en la familia hicieron como pudieron: Martín reaccionó fortaleciendo el cuerpo, con pesas y remo. María Alejandra se metió para dentro, dejó la facultad y no salía de su casa. Enrique cantaba y silbaba tangos. Graciela se desligó de cualquier situación de placer. ¿Cuantos familiares de desaparecidos vieron su vida derrumbarse? ¿Cuantos no pudieron salir adelante? ¿Porque algunos lo lograron?
Se dispuso a renacer, quería vivir: por ella por Enrique, por sus otros hijos pero por sobre todo para buscar la verdad hasta el final.
    En 1977 también ella fue una de las que  rodeó la pirámide de mayo con su pañuelo blanco Junto a Azucena Villaflor, Emilio Mignone y su esposa, Hebe de Bonafini y otras. La llegada al poder de Jimmy Cárter en EEUU cambió el escenario interno de la Argentina. Videla para mostrar una imagen democrática al mundo, invitó a la Comisión Interamericana de derechos humanos"(CDIDH) a visitar la Argentina.
    La fuerza de los hechos la convertirá en una  dirigente reconocidísima en la lucha por los derechos humanos. Graciela trabajaba hasta doce horas por día, su hijo Martín destaca su valentía: “a  mi vieja la pudieron haber reventado miles de veces”. Ella misma declara su  pavor al descubrir que les habían colocado micrófonos y transmisores para monitorearla. La historia que sigue es conocida; Malvinas y la  vuelta a la democracia, la Conadep. Los juicios a la Juntas, El pacto de Olivos.
-Cuarto: Bajar al ruedo de la política partidaria, el cruce con Carlos Auyero implico el inicio de su carrera político partidaria. Una posibilidad de servir al bien común desde una tarea específica partidaria. Este tramo resulta enriquecedor a la vez que paradójico. Detallo dos particulares para mí desconocidos; el primero, sufrió los desplantes de Chacho Álvarez que la despreciaba, ninguneándola siempre. El segundo; ella misma  asegura  “habérsela creído”.
   El sociólogo Vicente Palermo sostiene: ”Tenía que soportarlo a Chacho, quien por un lado era un Messi de la política, pero por otro un neurótico infernal, un destructor. Es como si Messi hiciera cuatro goles en el primer tiempo, pero en el segundo empieza a hacer goles en contra”

-Quinto: La caída política y el despuntar de la sabiduría. Sobre el final el relato cobra intensidad, al devolvernos, en  otro nuevo nacimiento: la mujer aplacada por el paso de los años, activa  y muy autocrítica señala: pasé “de un Fórmula uno al monopatín”.
A partir de sus 70 años el autor explica que “sin saberlo estaba dando sus pasos en el círculo de la sabiduría”. En este tramo aparece la escritura, una posibilidad para ella de catarsis profunda, para nosotros de comprensión de los hechos: es una testigo que nos impulsa a asumir un legado doloroso, revisando el entramado político de la argentina reciente
   Una mujer con la que se puede no estar de acuerdo, pero no se puede obviar, consultada por todo el arco de la dirigencia política contemporánea: desde Avelluto, Lombardi, la ex gobernadora Vidal,  al ex presidente Macri, o los integrantes de la Conferencia Episcopal.
   Marmorato dice ”su vida inspira”. Es cierto. Una mujer que no se quedó en el resentimiento de un dolor impuesto e injusto.Una generadora de buenos climas y ricos sabores, lo que más educa y acompaña es la Graciela de entre casa.
                                                                                                                                                            Cristina García,4-2-20.

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