Nenuca. La Historia de Graciela Fernández
Meijide. Sudamericana. (2019)
Excelente biografía escrita por el periodista
Pablo Marmorato, que se adentra en la historia de esta gran mujer que ha tenido
una participación relevante en la Historia Política de la
Argentina reciente. Imprescindible lectura para rever
dos ejes: la personalidad política y la mujer. Lo político y lo privado
que se entrecruzan y retroalimentan una historia excelentemente narrada. Muy documentada
(testimonios de 34 entrevistados).
La trama se desencadena
a partir del 23 de octubre de 1976 cuando un grupo de tareas
irrumpe en el domicilio de los Fernández Meijide en la calle Virrey
del Pino y se llevan a Pablo, el menor de la familia. Después de este episodio Nada será igual en sus vidas. Particularmente
entreveo 5 momentos en su vida.
-El primero:
decide ponerse delante del drama
acontecido con la desaparición de su
hijo Pablo, y moverse en consecuencia.
Para comprender esta actitud el lector debe buscar sustento en la esencia de la personalidad de Meijide. Que nació en
Avellaneda el 27 febrero de 1931, hija de Arístides Antonio Castagnola y
María Mercedes Elizaga, Mecha.
De su padre
hereda dos rasgos que marcaron la
vida pública y privada de Graciela, especialmente la perseverancia y su voluntad de servicio. De su madre destaca el estímulo: apenas a los 4 años le
enseña a leer; y con cinco años la inscriben en segundo año del Normal
Avellaneda (saltándose primero y segundo inferior). Posteriormente y
también, por una decisión de su madre, ingresó (después de
prepararse un año en su casa) al quinto grado de Lenguas Vivas de Recoleta, que
tenía muy buen nivel en francés.Vivió una adolescencia normal, con muchas amigas entre la que destaca a Chicha con la
que aún tiene trato, ¡contabilizan 84 años de amistad!
El cine era su salida favorita, también les
encantaba improvisar fiestas y además era una gran lectora
de clásicos Hombrecitos, Mujercitas,
Emilio Salgari o Julio Verne. Agnóstica, cosa que preocupaba mucho a su madre,
a escondidas fumaba.
En el colegio la describen como muy
conversadora, líder, con buenas notas. Al momento de elegir carrera
Graciela optó por Lenguas vivas donde estudió francés; siguió siendo una
apasionada deportista, practicó: vóley, remo, tenis y equitación.
Conoció muchos chicos y vivió varios flechazos hasta que llegó a
su vida Enrique Fernández Meijide. Ocho meses después se
casaron.
Meijide es una exponente de la burguesía
intelectual de los 60; madre de tres hijos: María Alejandra (1956),
Pablo que nace un año y medio después y Martín (1961). El propio
Martín relata que era muy común que se reunieran en casa sus padres
con parejas amigas a comentar películas de Costa Gavras o Jean Luc Godard,
o un concierto de Jazz. Remarca la
fascinación de su madre por la cultura francesa: las canciones de
Aznavour, George Brassens, las lecturas de Jean Paúl Sartre y Simone de
Beauvoir. "Ella admite que se sentía conmovida y estimulada por aquellos
escritores y directores de cine cuyas obras, la llevaban a tomar
posición"
Fue la entrada de la psicología a su vida la que la
impulsó a hacer un corte con la abuela Mecha, Martín habla de la
"transformación de su madre". Graciela identifica este
momento como de "una apertura de un campo de sentidos y cuestiones, que no
registraba porque venía con marcas en el orillo de mi vieja". Su
terapeuta fue Alberto Fontana, discípulo de Pichón Reviere. Ella
reconoce la influencia conmocionante de la revolución Cubana, en su
pensamiento, así como también a nivel Local el Golpe a Frondizi, el
derrocamiento de Ilia y la dictadura de Onganía. Esta etapa se
cierra con el asesinato del ex presidente Aramburu, a manos de
Montoneros.
En este hecho Graciela percibe lo que se viene y cierra la etapa con una aguda pregunta:"¿Qué
dejamos de hacer los padres para que nuestros hijos lleguen a esto?
-El Segundo: aceptar la muerte de su hijo. A
partir del interrogante señalado el
relato se centra en la personalidad de Pablo, las dos posibles hipótesis
respecto de su desaparición, las desesperadas búsquedas, el "no me llama
nunca" de la abuela Mecha(a quien protegieron de la noticia para
custodiarla del dolor). Graciela
describe el momento, aludiendo que "no tenía sensación de
hambre, ni de sueño, ni de dolor porque era como si no hubiera tenido cuerpo,
como si no lo sintiera".
Caminaba sin certeza, buscaba y esperaba a su hijo.
Consensuó con su familia una estadía en
Canadá, permaneció en Montreal escasos seis meses, a cada paso la ausencia de Pablo
la atravesaba con un dolor certero. Un día accidentalmente escucho que una
persona decía ”pensar que estos tipos nos obligaron a matar a nuestros hijos”
La Frase marco un hito, ella no podía seguir buscando a su hijo sencillamente porque lo habían
matado. Emprendió el regreso, se empezaba a desplegar un revés dentro de la
trama.
-Tercero: un
profundo deseo de sobrevivir. La fuerza de los hechos la convertirá en
una dirigente reconocidísima en la lucha por los derechos humanos.
Para hacerlo tuvo que cambiar, todos en la
familia hicieron como pudieron: Martín reaccionó
fortaleciendo el cuerpo, con pesas y remo. María Alejandra se metió para dentro, dejó la facultad y no
salía de su casa. Enrique cantaba y
silbaba tangos. Graciela se
desligó de cualquier situación de placer. ¿Cuantos familiares de
desaparecidos vieron su vida derrumbarse? ¿Cuantos no pudieron salir
adelante? ¿Porque algunos lo lograron?
Se dispuso a renacer, quería vivir: por
ella por Enrique, por sus otros hijos pero por sobre todo para buscar la verdad
hasta el final.
En 1977
también ella fue una de las que rodeó la pirámide de mayo con su
pañuelo blanco Junto a Azucena Villaflor, Emilio Mignone y su esposa, Hebe de
Bonafini y otras. La llegada al poder de Jimmy Cárter en EEUU cambió el
escenario interno de la Argentina. Videla para mostrar una
imagen democrática al mundo, invitó a la Comisión Interamericana de
derechos humanos"(CDIDH) a visitar la Argentina.
La fuerza de los hechos la
convertirá en una dirigente reconocidísima en la lucha por los
derechos humanos. Graciela
trabajaba hasta doce horas por día, su hijo Martín destaca su valentía:
“a mi vieja la pudieron haber reventado
miles de veces”. Ella misma declara su
pavor al descubrir que les habían colocado micrófonos y
transmisores para monitorearla. La historia que sigue es conocida;
Malvinas y la vuelta a la democracia, la Conadep. Los juicios a la
Juntas, El pacto de Olivos.
-Cuarto:
Bajar al ruedo de la política partidaria, el cruce con Carlos Auyero
implico el inicio de su carrera político partidaria. Una posibilidad de servir
al bien común desde una tarea específica partidaria. Este tramo resulta
enriquecedor a la vez que paradójico. Detallo dos particulares para mí
desconocidos; el primero, sufrió los desplantes de Chacho Álvarez que la
despreciaba, ninguneándola siempre. El segundo; ella misma asegura “habérsela creído”.
El sociólogo Vicente Palermo sostiene: ”Tenía que
soportarlo a Chacho, quien por un lado era un Messi de la política, pero por
otro un neurótico infernal, un destructor. Es como si Messi hiciera cuatro
goles en el primer tiempo, pero en el segundo empieza a hacer goles en contra”
-Quinto: La
caída política y el despuntar de la sabiduría. Sobre el final el relato
cobra intensidad, al devolvernos, en otro nuevo nacimiento: la mujer aplacada por
el paso de los años, activa y muy
autocrítica señala: pasé “de un Fórmula uno al monopatín”.
A partir de sus 70 años el autor explica que “sin
saberlo estaba dando sus pasos en el círculo de la sabiduría”. En este tramo
aparece la escritura, una posibilidad para ella de catarsis profunda, para
nosotros de comprensión de los hechos: es una testigo que nos impulsa a asumir
un legado doloroso, revisando el entramado político de la argentina reciente
Una mujer con la que se puede no estar de acuerdo,
pero no se puede obviar, consultada por todo el arco de la dirigencia política
contemporánea: desde Avelluto, Lombardi, la ex gobernadora Vidal, al ex presidente Macri, o los integrantes de
la Conferencia Episcopal.
Marmorato dice ”su vida inspira”. Es cierto. Una
mujer que no se quedó en el resentimiento de un dolor impuesto e injusto.Una generadora de buenos climas y ricos sabores, lo
que más educa y acompaña es la Graciela de entre casa.
Cristina
García,4-2-20.